6. Me amarre el pareo

Ayer me deprimí al ver mi situación, como diría mi madre, las cosas están bieeen duras. Y lo están, más aún si es inicio de semana que no trabajo y casi nada ocurre en mi triste vida.
Me puse a hacer cuentas, si ahorro aunque sea lo mínimo que pueda por día en al menos 18 años me alcanzarían unos implantes con precio de ahora. Pero antes me necesito depilar de todo porque no me veo chichona y peluda.
Me necesito mover pero no veo pa donde. Me quiero ganar el melate pero ni se jugarlo. Y aparte sola... bueno está José Luis, el taxista, el muchacho que me pretende, ay pero de eso les cuento más delante.

Pa desdeprimirme me amarré el pareo en la cabeza, me puse lente oscuro de moda, me chapié un poco y un poco más de listic y me bajé al café internet de mi vecina que me fia en veces y que me deja en cinco pesos la hora.
Entré a ver mi blog y me puse más triste aún porque casi no había ningún comentario nuevo, dos que tres sí, pero alguien que busca la fama se alimenta de los aplausos, y si le aplauden poco se termina retirando. Tal era mi depresión que estuve a punto de borrar el blog pero me detuve y pensé: "tal vez estoy así por la mezcla de mis hormonas con las hormonas de mujer que me dio Prudencia".
Respiré y cerré la ventana del blog. Respiré de nuevo otra vez. Me levanté y salí del lugar. Maldito pueblo. Ahí estaba José Luis, vestido de no taxista pero en su taxi, como que esperando verme. Ver a Errática la bella, no a la pinche vestida naca con el pareo amarrado en la cabeza. Ay Dios conmigo deveras que nomás no doy una.
Me vio como quien mira de mirar, me sonrió, se bajó de su autofinanciado al fin taxi nuevo, abrió la puerta del copiloto y sonriente me invitó a subir. No sabía a dónde me llevaba pero me subí al que luego supe fue mi mejor paseo en taxi.