martes, septiembre 12, 2006

Título Censurado


El título de este post iba a ser otro pero tuve que censurarlo, luego les digo por qué.

¿De qué lado estás?¿Eres de los que se desespera porque cuando hablas con alguien, ese alguien se acerca tanto tanto tanto a ti que sientes que te invaden lo que llamamos comúnmente tu espacio vital? ¿O eres de los que invaden el espacio de los demás acercándote demasiado a la persona cuando hablas?
El otro día me encontré a Caridad, mi amiga que parece lesbiana y que según yo no era pero que ahora resulta que sí es. Hace tiempo que nos distanciamos un poco porque en la borrachera (que me puse yo, ella es atventista y no toma, no fuma y supuestamente no toma café y va todo el tiempo a su templo a rezar, su vicio es ese, la fe), bueno, le conté una vez que me puse hasta el huevo de borracha sobre el blog y como va ahí, despacito. De hecho agarré una señal pirata inalámbrica que de repente se encuentra una, me conecté y se lo enseñé. Y no le gustó. Dice que su vida es demasiado aburrida como para ser publicada en algún lugar. Yo le dije que no es su vida, que es mi vida pero que como ella forma parte de ella pues que se amoló. Y no le gustó y decidió dejar de ser parte de mi vida. Pues la vi y se veía divina, como nunca, radiante. Al principio pensé que pues gracias al haberse alejado de mi había logrado ser alguien, hagan de cuenta que se transformó, digamos que no se puso hermosa porque eso imposible en alguien como ella pero si se ve bastante mejor. Ahora ya no parece lo que parecía antes, encargada de gasolinera que aparte no sabes si es él o ella. Ahora se ve igual pero un poco más femenina. No iba sola, iba acompañada de una bella mujer, bueno ni tan bella pero si más que ella. Y se veían felices las dos y no pude evitarlo. Iba yo en un camión urbano, con pareo amarrado en la cabeza y enorme lente de moda, era de día y ese es mi look diurno. Pues que saqué la cabeza por la ventana del camión y le grité: “Caridad, quédate allí, voy para allá” y en chinga me bajé del camión, toda torpe cayéndome porque me levanté bruscamente del asiento y caminé hacia la salida. Esos malditos escalones me ponen de un nervio, como temo a las alturas o a las caidas sin importar la altura siento que si me caigo me muero. Pues gracias a Dios que casi no me caigo nunca porque aquí sigo bien vivita. Logré bajar del camión del terror y corrí a donde estaban ellas. Literalmente corrí y llegué cansada a la siguiente esquina, pero más que cansada triste porque Caridad ya no estaba. Al día siguiente me llamó un poco asustada. Dijo que al verme sacar la cabeza por la ventana como una loca se asustó mucho, y luego que le grité no se que cosas pensó que era una amenaza o algo y se trepó al primer taxi que vio y sin rumbo fijo. ¡Dios!, ahora resulta que hay quienes me tienen miedo. Ya le expliqué que no, para nada, que ella siempre ha estado en mi vida y que no quiero sacarla de ella, osease que la quiero y cercas de mi. Me dijo que había actuado como una loca paranoica egoísta y mamona por alejarse de mi gracias a mi tonta idea del blog. Y que quería hacer las paces. Y presentarme a su novia. Quedamos de vernos para un café.
Conocí a Lindaley (¿se escribirá así?), la novia de Caridad, muy guapa, muy simpática, muy perfumada y sensual. Todo perfecto, excepto una cosa importante. Ella es de las que invade el espacio vital de la gente cuando hablan. Aguanto 5 minutos pero luego empiezo a sudar, a voltear a otros lados, a tararear melodías, me levanto para disque ir al baño, me vuelvo a sentar y la cuenta vuelve a empezar. Pero con ella fue inevitable. Me desesperé tanto que terminé aventándola hacia delante, así nomás, sin decir nada, nomás la empujé. Ella me platicaba de lo nefasto que fue su fiesta de quince años y yo la empujé. Hubo un silencio de segundos pero que para mi fue eterno. Luego Caridad se levantó enojadísima de la mesa y aventó su servilleta como diciendo: hasta aquí. Tomó la mano de Lindaley y la jaló para llevársela. Y la chamaca esta obedeció las órdenes de su ama Caridad. Pues claro. Se fueron. Y me quedé ahí pensando en lo desdichada que se ha de haber sentido Lindaley en los últimos días. Primero la jalan para subirla a un taxi porque una loca vestida con pareo amarrado en la cabeza les gritaba cosas por la ventana de un camión. Luego al día siguiente, sin ninguna razón aparente esa loca vestida la empuja y para acabarla su varonil pero hermosa novia la jalonea para sacarla de un lugar por culpa de la loca vestida y ella sin entender nada. ¡Chale!, ¿con quien se fue a meter?
Y yo pues estoy muy apenada, no la quiero llamar para pedirle disculpas pues por la pena pero ojalai que lea este post y vea mi súplica de perdón: Caridad te quiero, ayer no me pude controlar, pero tu novia está increíble y vale la pena intentar ser su amiga. Por ti lo que sea. ¡Por favor perdóname!
Happy birthday al Gordito Cara de Hambuerguesa porque el 13 de este osea mañana cumple 33 añotes. Un bechote tronado en las trompas aunque ya se que no te gustan las gentes como yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hay erratica q barbara tu tan impulsiva como siempre!
sii el gordito cara de hamburguesa cumple anios manana!!! q genial felicidades!!!!
saludos los kiero
A.

 

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